Un factor socializador, promotor de la convivencia, valores culturales, y conciencia social son los medios de comunicación, entre ellos la televisión e internet. Pero que tan compatible es la libertad de expresión y la protección a la comunidad.
La cultura de violencia deriva de diversos factores sociales, biológicos, psicológicos, familiares, ambientales culturales y demás; sin embargo, el papel de los medios de comunicación cumple su parte cuando se deja tentar simplificando su función a la simple utilidad económica, proliferando escenas violentas, culto a la corrupción y homenajes a personajes siniestros de la historia de un país, todo esto en horarios familiares.
La globalización de los medios de comunicación como internet y televisión ha permeado el interior de la familia con comportamientos culturales ajenos a una región determinada, que se asumen como actitudes normales y aplicables a la propia realidad, los cuales no siempre están acorde con nuestra cultura y forma de pensar.
La falta de calidad en la información que estamos recibiendo, la indiferencia ante la muerte y la violencia, y las posturas gubernamentales y familiares extremas, están generando un efecto contaminante que germina en forma de conductas violentas en individuos predispuestos a ella.
Hasta hace poco ver imágenes sobrecogedoras y comportamientos injustos y abusivos generaban estupor, hoy ni siquiera estremecen o incomodan. Es momento que los medios de comunicación cumplan con su labor de contribuir al crecimiento de una comunidad pacifica, con valores y ética, dejando de lado el comportamiento codicioso y la obsesión por el rating.
Germán Camacho López
La cultura de violencia deriva de diversos factores sociales, biológicos, psicológicos, familiares, ambientales culturales y demás; sin embargo, el papel de los medios de comunicación cumple su parte cuando se deja tentar simplificando su función a la simple utilidad económica, proliferando escenas violentas, culto a la corrupción y homenajes a personajes siniestros de la historia de un país, todo esto en horarios familiares.
La globalización de los medios de comunicación como internet y televisión ha permeado el interior de la familia con comportamientos culturales ajenos a una región determinada, que se asumen como actitudes normales y aplicables a la propia realidad, los cuales no siempre están acorde con nuestra cultura y forma de pensar.
La falta de calidad en la información que estamos recibiendo, la indiferencia ante la muerte y la violencia, y las posturas gubernamentales y familiares extremas, están generando un efecto contaminante que germina en forma de conductas violentas en individuos predispuestos a ella.
Hasta hace poco ver imágenes sobrecogedoras y comportamientos injustos y abusivos generaban estupor, hoy ni siquiera estremecen o incomodan. Es momento que los medios de comunicación cumplan con su labor de contribuir al crecimiento de una comunidad pacifica, con valores y ética, dejando de lado el comportamiento codicioso y la obsesión por el rating.
Germán Camacho López
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