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Cuidar la salud de nuestro cuerpo


Si bien es cierto que los grandes avances científicos han generado un impacto positivo en el desarrollo de la medicina, también lo es que el ritmo de vida está  dando al traste con la salud de las personas, basta mirar alrededor y darnos cuenta la diversidad de patologías que aquejan a familiares, amigos y conocidos.
Esto gracias a un conjunto de factores que incluso habiendo aumentado la expectativa de vida a nivel mundial, hace que esa misma vida se vea aquejada por constantes dolencias y padecimientos; de los cuales somos nosotros mismos los principales gestores.  
La idea de vivir unos años más es reconfortante, pero sin duda, esos años deben estar provistos de calidad y debemos ser artífices de ello, manteniendo unos cuidados básicos a nuestra salud. Cada día tomamos pequeñas decisiones que calculamos poco relevantes para ese conjunto que llamamos existencia, pero que acumuladas a lo largo del tiempo traerán consecuencias.  Por ello ocuparnos de nuestra mente y nuestro cuerpo debe ser una tarea dotada del más alto compromiso, yendo de los pies a la cabeza, haciéndonos cargo de la maquinaria que habitamos, prestando mayor atención a nosotros mismos.
Es importante protegernos todo el tiempo de los factores físicos, químicos, mecánicos que nos rodean. Los accidentes y lesiones requieren la adopción de medidas básicas de protección al realizar actividades bien sean laborales, deportivas o sociales, dado que siempre estaremos expuestos a emisiones de gases, partículas, riesgo de golpes e impacto de partículas, entre otros. Del mismo modo es vital protegernos viviendo nuestra sexualidad con responsabilidad, manifestando elecciones adecuadas que conduzcan a la integración de mente, cuerpo y espíritu, basando las relaciones en los principios de deseo, comunicación y respeto.
No abusar de nuestro cuerpo y tratarlo siempre con afecto, valorando el premio de estar vivos; sin caer en los excesos ni en conductas riesgosas para la integridad. No exponernos a cambios climáticos bruscos y tomar las medidas de protección recomendadas.
Todo exceso resultará siempre dañino al organismo, desde la alimentación hasta el sol, necesarios para vivir, pueden llegar a causar quebrantos de salud, cuando se abusa de su uso o exposición.
Procurar alimentarse siempre de manera nutritiva y variada, sin azucares, sales, grasas o alcoholes en exceso; anteponiendo siempre las necesidades físicas reales del organismo, sin ceder a tentaciones nocivas. Dormir adecuadamente, realizarse eventuales chequeos médicos, tomar una siesta de cuando en cuando, realizar actividades físicas al aire libre, ir al gimnasio. Buscar consejo en momentos de agobio, tristeza o depresión, hacer el “quite” al estrés enfrentando sentimientos y frustraciones, procurando el consejo de otros. Cuidar siempre el aseo personal, el lavado de manos y cepillado de dientes, tomar líquido para mantener el cuerpo hidratado y ayudar al buen funcionamiento de los órganos. No modificar bruscamente los hábitos alimenticios, mantener un peso adecuado, respetar las comidas del día. Dejar de lado el sedentarismo, relacionarse con amigos y vecinos, la compañía de otros es necesaria para su salud física y mental. Tomar siempre que se pueda algún día libre para relajarse, recargar baterías, leer un libro, caminar, escuchar música, ir a la iglesia o visitar sitios culturales.
Aprender a decir NO. Practicar el ejercicio de  decir no en algunas ocasiones es necesario, ni sus caprichos ni los de otros deben ser satisfechos siempre, ya sea por salud, economía o cualquier otra razón. Ser siempre positivo, creer en Dios y en usted mismo, y saber que en sus manos está el cuidado de su salud. Felicidades.

Germán Camacho López

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