Algo tan sencillo como una hora de ejercicio al día, puede cambiar su vida para siempre, no existe trampa más peligrosa que el sedentarismo. Es casi condenarse a una muerte lenta.
La mayoría de nosotros nos sentimos orgullosos, y esto está muy bien, de ser como somos. Altos o chaparros, con algunos “rollitos” de sobra, o un abdomen más o menos abultado. ¡Y es cierto! Aceptarnos, en medio de nuestras diferencias es una muestra de amor propio. Pero un poco de ejercicio le viene bien a todos, no simplemente por vernos más guapos, sino por que es la manera de mantener en perfecto funcionamiento la “maquinaria” que nos mantiene vivos.
Sin presionarse demasiado usted puede empezar con una rutina diaria en casa de unos quince o veinte minutos de estiramiento, flexiones y otros ejercicios aeróbicos, luego en las mañanas o en las noches puede dedicar otro tanto a una caminata. Todos necesitamos “estirar” un poco los músculos, este es el mejor plan de vida, porque con salud todo lo demás es posible. Una vez se haya adentrado en este mundo de entrenamiento físico, convenza a su pareja, a sus padres, hermanos o algún amigo, para que lo acompañen en esta aventura de salud. Y a medida que pasen los días, sea más ambicioso y establezca nuevas metas, siéntase orgulloso y satisfecho del camino que ahora recorre, hasta verlo convertirse paulatinamente en un hábito de vida.
Prémiese con algún antojo a medida que vaya alcanzando diferentes niveles de adiestramiento, para recompensar a su cerebro por el nuevo esfuerzo al que se ha avocado.
Establezca sus metas cualquiera que estas sean, perder algunos kilos o definir un poco de musculo. Recuerde que sus objetivos son alcanzables desde el primer día que inició y repítase a si mismo que tendrá éxito, cada vez que se sienta extenuado o a punto de rendirse.
Pronto notará los cambios en su aspecto y su salud y cada día se sentirá mas motivado.
Germán Camacho López
Germán Camacho López
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