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Mostrando entradas de octubre, 2013

La cordura de los pueblos

En los pueblos es rara la cordura. Pues por regla general, al igual que algunos tipos de perros, ensalzan a quien los maltrata y muerden la mano de quien los alimenta. Pueblos, al fin de cuentas, verbigracia de la incoherencia; que en cada nueva elección mutan en turbas frenéticas de apoyo a su opresor. Bajo el sino de esta premisa, no tengo duda que un corrupto será elegido, reelegido y vuelto a elegir, cada vez que necesite a sus perros meneándole la cola. Por supuesto, después con un puntapié les recordará su sitial en orden y precepto.   Germán Camacho López

La caridad y la solidaridad

Hablaban un día la caridad y la solidaridad acerca de sus dones. La primera era altiva y aseguraba ser benefactora de muchos; la segunda por el contrario sencilla y discreta, obviaba resaltar su contribución. Pero un sabio que pasaba por el lugar, al notar la polémica, se aproximó y dando su opinión señaló: -No hay lugar a discusión, puesto que ambas son buenas y útiles, sin embargo, esto es en d istinta medida. Ya que la caridad da de lo que le sobra y la solidaridad por el contrario, comparte lo que tiene. Ambas reflexionaron extrañadas esta precisión, mientras el sabio se alejaba. A veces los verdaderos obsequios están en las palabras, el tiempo, la ternura, la comprensión. En el enseñar a otros, en cubrirle con tu propio abrigo. Germán Camacho López

Toma el control de tu vida

No vivas la vida de otro, no te dejes atrapar en las angustias de alguien más; no vueles en sueños ajenos, no actúes bajo impulsos externos ni hagas de la voz de otro tu propia voz. La vida es maravillosa, pero su condición de tiempo limitado, es el carácter que le da valor. No vivas solo de quimeras, despierta y toma el control de tu vida; déjate guiar por la locura y el brío de tu mente, que a la postre es la verdadera cordura. Llénate del coraje de saber quien eres realmente y avanzar mas allá de los que crees son tus límites. Cualquier otra cosa es quemar las hojas del árbol de la vida. ¡Vive, para eso estas aquí! Germán Camacho López

Hay quienes...

Hay quienes creen en talismanes y están quienes creen en Dios. Hay quienes hacen promesas y quienes hacen algo sin prometer. Los hay que imploran mirando al cielo y aquellos que saben que también Dios habita aquí. Hay quienes viven entre supersticiones y están quienes creen en si.   Los hay que nunca desfallecen por llegar a la meta y quienes solo llegan por saber quien los va a recibir. Están aque llos que juegan a ser héroes y verdaderos héroes que sin gloria quieren lucir. Hay quienes siguen cuando el aire se acaba y aquellos que toman el aire de otros para si. Los hay que luchan por un ideal y quienes tienen por ideal la vanagloria de su propio ser. Hay quienes ven la vida como un desafío y aquellos que desafían la vida para vivir. Están aquellos que viendo todo perdido, resurgen en su ser. Quienes saben que las lagrimas cesan, el dolor se abrevia y la tempestad amaina. Que llegar a la meta no es elevarse por encima de los otros; que la humanidad es un solo espí

Enseñanzas de la vida

De la vida voy aprendiendo que, nunca es tarde para comenzar; que todo hábito es superable, que los grilletes solo existen en la mente, y que Dios y la vida, tienen más crédito del que a veces les damos. Que quien cree en las mentiras de los noticieros es un ingenuo que disfruta vivir engañado; y que algunos prefieren compartir su veneno con otros, en lugar de brindar un momento de aliento. Voy   aprendiendo que el camino no esta perdido y que, mis pasos pueden encontrarlo; que se puede decir adiós al miedo, y la despedida no es tan dura como pensamos, que vivir es un instante placentero, y que la paz, el bienestar y la plenitud, habita dentro de cada uno. Voy entendiendo que perdonarse, aceptarse y reconocerse, es aprender amarse, y amarse, es la única manera de poder amar a otro. Que no se debe culpar a nadie por lo que el ignora, y que la carga que ponemos en sus hombros, al final resulta más pesada para nosotros mismos. Voy aprendiendo que es maravilla todo lo que me rodea, que lo

Hablar, un arte milenario

Hablar es un arte milenario, necesario y reverencial; es parte esencial del desarrollo humano. Es la destreza de hacer reír, llorar y reflexionar al otro. La oficina, la universidad, el colegio, la plaza, o la sala de televisión son, hoy, el tertuliadero ideal, sea este virtual o real; lo importante es dar un plus a la evolución y seguir hablando un poco más a la sazón de un tinto, una seven up o   un vive 100. Empero, acudiendo a Confucio (ese mismo que ahora muchos conocen como el Chino-Japonés, inventor de la confusión) Tres faltas se pueden cometer en detrimento del saber: hablar cuando no se debe; no hablar cuando se debe, y hablar sin mirar la respuesta del rostro interlocutor. Por supuesto, inmersos en el siglo de la tecnología, el arte de hablar nos libera de cualquiera de estos grilletes. Al fin de cuentas son cosas de evolución. Germán Camacho López    

!Sigues vivo!

Tu hijo no limpia su cuarto y se la pasa viendo televisión, significa que... !Está en casa! El desorden después de una fiesta, significa que... !Estuviste rodeado de familiares o amigos! La ropa te empieza a apretar, significa que... !Tienes más que suficiente para comer! Tener que limpiar la casa, significa que... !Tienes una casa! Las quejas sobre el gobierno, significa que... !Tienes libertad de expresión! No encuentras estacionamiento, significa que... !Tienes coche! El ruido de la ciudad, significa que... !Puedes oír! El cansancio al final del día, significa que... ¡Puedes trabajar! El despertador cada mañana, significa que... ¡Sigues vivo! Idea tomada de la web (Derechos de su autor)

Las gracias he dado

Créanme las gracias las he dado, aun en silencio las di. Y de cada uno he aprendido el afecto, la mentira y la verdad; espero no deber más allá de esas gratitudes que he ofrecido, puesto que no recuerdo contrato alguno que firmé o exhibieran ante mis ojos. Jamás fui ave ornamental, para quedarme junto a quien me brindó un poco de calor o abrigo. No obstante, en el pasar y pasar de las horas, los meses y los años, opté por seguir donde me sentí realmente apreciado.  A los demás mi abrazo de gratitud, a quienes caminan conmigo mi sonrisa más entrañable. Germán Camacho López

No pretendo

No pretendo ser un santo, y si logro un día dejar un legado al mundo, por pequeño que este sea, será esa la mayor de las bendiciones. De cualquier modo no voy a justificarme, mis actos acertados o no, no requieren de tal fundamento, puesto que nadie me impulsó a ellos, y germinaron del libre  albedrío  que instituye mi propia naturaleza. Lastimé, confío, menos de lo que sané a otros; aun así sé que he causado llanto y risas, espero que las segundas en mayor en medida. No pretendo exhibirme,  como nada distinto de lo que he sido, una estricta mezcla de errores y aciertos; privilegiado por el Dios que me puso en este mundo. No pretendo ser un santo. Solo un hombre que dejó su legado al mundo. Germán Camacho López