Modificaciones de horario a causa de los viajes, cambio en los hábitos alimentarios, incremento de los gastos, sensación de soledad. Reavivamiento de culpas y conflictos, sedentarismo de las vacaciones, abuso de calorías y alcoholes. Todo esto ocurre durante una bella época del año llamada Navidad. Y de su mano viene un aumento en la incidencia de estados de ansiedad y depresión. La navidad es sinónimo de unión, pero también de caos, de carreras alocadas por hacer las compras a tiempo; de un consumismo excesivo e irracional. Las dificultades económicas que en meses anteriores eran sorteables, se hacen evidentes durante esta fecha. Las tradiciones por otra parte terminan siendo una dolorosa espina en el corazón de quienes han sufrido pérdidas o rupturas recientes. Además de esto, otra razón a la cual los expertos adjudican la ambivalencia alegre y depresiva de estas festividades. Es que no todos los individuos poseen los mismos ciclos psicológicos, y se ven forzados a partici...