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Aprender a ser valiente

A veces la vida te romperá el corazón de formas inimaginables, sentirás miedo, soledad, vas a querer gritar al cielo por haberte abandonado, pensarás que todo es injusto. Aún así tendrás que levantarte y seguir, para eso estás aquí. Llorarás muchas veces, creerás que nada tiene sentido, que el mundo no es un lugar bueno. Pero vas a levantar la cabeza y seguir; porque se trata de ti, solo de ti, no de quienes hay a tu alrededor ni del amor o compañía que te brinden, entenderás que quienes están hoy quizá mañana ya no estén. Y si, sentirás una profunda tristeza, un indescriptible dolor. Tus ilusiones rotas, el mundo que creaste en tu mente hecho pedazos. Sentirás enojo, frustración, culpa, ganas de rendirte, pero tendrás que afrontar los golpes y seguir adelante. Volver a unir las piezas de ese corazón roto. Confiar de nuevo en las personas, ilusionarte, amar otra vez, creer otra vez. A pesar del dolor habrás aprendido a nadar contracorriente, a enfrentar el miedo, a ser más fuerte, per
Entradas recientes

Sé feliz, sé libre.

No pretendía que lo entendiera. Con el transcurrir de los días el dolor se sentía como un golpe seco en el pecho. Pero vislumbraba en ella la valentía para salir avante. Tampoco pretendía que otros concibieran que no estaba en mi la clase de amor que ella reclamaba; no porque su forma de amar o la mía fuera la correcta, simplemente, éramos diferentes, cual  si viniéramos de esferas disimiles. Y a pesar de haber depositado mi confianza en ello, el tiempo demostró con una dureza glacial que, más allá de los múltiples esfuerzos, no sería en esta vida donde acertaríamos un punto de encuentro. Ella debía continuar, encontrar el amor, la clase de amor que anhelaba. El calor, la candidez y la ternura ajenas para mí. Era joven, tenía la fuerza, la belleza y la bondad para continuar el camino. Por mi parte yo solo tenía lo que era: esa mi gran riqueza, era mi propio dolor y soledad, pero a la vez un triunfo en mi búsqueda personal. Cada vez más ajeno a la humanidad, abrí la puerta a la bella e

La Inmortalidad

Tomar un café, un jugo de naranja viendo el atardecer, el sol luminoso en las alturas. A la sazón de una buena charla, entre líneas de una novela o, simplemente, en espera del anochecer.  Creer o no creer en la mística religiosidad de premios y castigos, distanciarse camino de reflexiones más técnicas o intuitivas; sentir las pinceladas de la transfiguración que acierta a Dios en la belleza natural, en la energía del cosmos, como un mar infinito que lo alberga todo. En la noche, el sol descansa dando paso a la trasnochadora luna. Nos recuerda que en verdad morimos muchas veces durante una misma vida, que el cuerpo físico es tan solo células que van naciendo mientras desechamos otras ya obsoletas y, así, pasamos de infantes a niños, luego púberes. Y morimos de nuevo abandonando el viejo cuerpo para ser adolescentes camino de hacernos jóvenes adultos. Al final, agotados por el ciclo de transmutaciones  la senectud nos lleva hacia el descanso.  Sin embargo, maravillosamente la concienc

Imagina un mundo mejor

Imagina un instante ese mundo al que nos invita Lennon, sin culpas, infiernos ni castigos. Con un cielo radiante sobre nuestras cabezas. Sin premuras, apuros de dinero, ni fronteras. Sin excusas para agredir a los más indefensos.  Imagina que vivimos en paz, como hermanos, sin codicias materiales ni hambrunas. Tampoco sometiendo a miles de millones de animales inocentes; mucho menos a nosotros mismos. Compartiendo esta pequeña esfera azul que llamamos tierra. Siendo iguales, viviendo como uno solo. Y a tu lado siempre alguien que se ocupe de ti, te escuche, te haga sentir reconfortado y procure tu bienestar. Imagina que dejamos de correr hacia ninguna parte, que por un instante nos desconectamos de la tecnología para encontrar de  nuevo  la mirada del otro. Que en la fila un desconocido te pregunte como va tu vida, y puedas responder sin aprensiones.  Un mundo donde siempre hay alguien dispuesto a ayudar. Sin religiones, ni algoritmos económicos, sin propiedad privada ni clases social

La responsabilidad en las creencias

Mientras sigamos la senda de premios y castigos, de justificar nuestra conducta en lugar de corregirla. De abarrotar edificios entre alaridos al viento y golpes de pecho. Mientras sigamos creyendo en un infierno y un tipo con tenedor haciendo parrillada con los pecadores, difícilmente asumiremos la responsabilidad que tenemos como sociedad. Somos frecuencias de energía materializadas, cuyo valor esencial radica en la conciencia. Tal conciencia trasciende tras la muerte y pasa a otros planos de un multiverso. El objetivo principal de la humanidad es alcanzar niveles de vibración armónicos, infortunadamente, la narrativa convirtió tal ciencia en poesía. La vibración que buscamos se llama amor, no el amor egoísta que nos profesamos unos a otros buscando obtener provecho. Sino un nivel de conciencia que conduzca a la igualdad y el respeto por la naturaleza. El primer paso para derribar el muro de confusión que impide tal avance es la abolición del sistema capitalista y la religión tal y c

La revolución de la vida

Quiero escuchar el susurro del viento, el correr de los ríos, el cantar de las aves. Sentir el abrazo del sol. Ver la neblina dibujarse en la cima de las montañas. El agitar de las hojas de los árboles. Los animales corriendo libres en las estepas. Quiero de vuelta el mundo que la industria, los bancos y la política nos han arrebatado.  Y si ello implica una gran revolución, quiero que esa revolución florezca en el corazón de cada persona que vive en este mundo. Germán Camacho López 

El despertar de la humanidad

Hambrunas, guerra, sequia, violencia, mendicidad, angustia ¿Es el legado de la humanidad? En el afán de la lógica capitalista, la falacia del crecimiento económico, la avidez de consumo; en medio de estrategias publicitarias de toda índole que ocultan un mundo que se derrumba. P ara 2020, el 67% de los animales del planeta habrán sido aniquilados, entretanto, lagos y ríos del mundo desaparecen a diario por quemas, deforestación y cambio climático . La industrialización destruyó el medioambiente en apenas un siglo. Minería, combustibles fósiles, contaminación, automóviles, deforestación, sobrepesca, solo para mantener un estilo de vida, egoísta, pretencioso. ¿Es un comportamiento racional el de la especie humana? La ineficiencia ecología de la industria y la permisividad ciudadana con el actual sistema trunca toda esperanza de futuro, a menos que tómenos una decisión hoy, a esta hora, en este justo momento. Una revolución ambiental es ineludible o firmaremos el ocaso de la vida en e