Aproximarse con timidez a esa tierra ignota, y escribir la primera línea, es adentrarse en un mundo maravilloso. El universo de las palabras, del tener que decir y en la honestidad del más profundo sentimiento, decirlo. Es el mundo de la literatura. Aquel capaz de igualar al noble y al siervo, en símil nivel. Escribir es narrar lo que vemos, ese algo tan maravilloso, que las palabras liberadas por los labios no logran describir.
Del escritor se dice que anhela premios y alabanzas, pero no es de ese modo. Quien escribe lo hace por el profundo sentimiento, que lo une irremediablemente, a esa “amante” esquiva, celosa y coqueta que suele ser la literatura.
No cabe tal denominación entre buenos y no tan buenos libros. Una historia es un mundo real o ficticio descrito con palabras honestas; simplemente se narra, se expresa de la manera que se siente. Leer realmente instruye, y a veces incluso enseña a olvidar.
Cada vez que abrimos las paginas de un libro, podremos tener la certeza, que el escritor depositó sus mejores palabras en el. Y aun sin conocer al lector, lo incluyó en su herencia como si se tratara de su propio hijo.
La literatura es un alma viva que viaja a través del tiempo, sin necesidad de tener un cuerpo; porque su cuerpo son las líneas que llevan el conocimiento de un lugar a otro, dejando en cada lector un recuerdo que trasciende más allá del libro mismo.
La literatura es la palabra convertida en arte, es la destreza de decir sin decir o decirlo de otra forma; escribir es ganarle la partida a la muerte. Es dirigirse hacia un mundo inédito que se vuelve vida.
Escribir es tener algo que expresar y hacerlo sin tapujos, es liberarse de prejuicios. La literatura es alimento, el más nutritivo de todos, uno que nutre el alma; es un viaje en avión sin tiquete, una mezcla de culturas.
Un libro es un elixir mágico que te dota de un talento único: el don de leer, de entender el mundo, de convertirte en el personaje que quieras.
La literatura es la mejor de las terapias, la mayor de las riquezas; el mejor de los eventos. Es la verdadera maquina del tiempo.
Germán Camacho López
Germán Camacho López
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