Ir al contenido principal

Aprender a Conectarnos con la Armonía Del Universo

Si bien es cierto que todos nacemos con una personalidad y que además nuestras propias vivencias definen el carácter, también lo es, que dentro de cada uno, existe la posibilidad alcanzar la armonía y vivir una plena y feliz. No debemos apreciar la existencia como una lucha de poderes; como un vencer al otro. Por el contrario debemos entender la interdependencia que nos caracteriza como especie y a su vez, entre nosotros y el universo.
Para encontrar esa armonía de la que hablábamos, es necesario dejar de lado algunos hábitos, creencias y paradigmas. Salirse de la postura de autocompasión, abandonar los caprichos que tanto dañan el alma; evitar el criticar, quejarse constantemente y ser el férreo juez de otros. Mirar siempre el lado positivo de las cosas, ¿para qué desgastarte con los matices oscuros de la vida? a menos que seas capaz de cambiarlos. Aprender a aceptar con amor, aquello que no podemos cambiar; sin ir por el mundo idealizando a quienes nos rodean. Ser siempre noble y positivo; dejar el pasado en el lugar que le corresponde, vivir en el presente y mirar al futuro con optimismo. Saber perdonar y perdonarse, desdeñar el rencor de tu vida, ser autentico y consecuente con quien eres; no cambiar tu rostro simplemente para complacer a otros. Vivir en el equilibrio de amarse a si mismo y amar a los demás sin obsesiones, permitiendo que ellos puedan valerse por si solos. Tener confianza en ti mismo, en la vida y en Dios. Habitar en la armonía de mirarte al espejo y poder reconocerte; disfrutar de la enriquecedora soledad, cuando tengas oportunidad de hacerlo.  Recrearte en ti mismo, en el descanso, la lectura y la meditación; erradicar de tu vida la posesividad y las actitudes dominantes. No intentar cambiar a los demás y enseñarles cuanto puedas, siempre que venga de tu corazón. Olvidar la preocupación y por el contrario, obstinarse en estar ocupado todo el tiempo; tener sueños y ambiciones, pero poder también vivir con lo básico. Ser  honesto consigo mismo, sin negociar nuestras convicciones, ni engañar a otros. No culpar a los demás de nuestro dolor, asumiendo siempre la responsabilidad de nuestros actos; reconocer nuestras virtudes y defectos, trabajar en superarlas, sin pretender la justificación y aceptación de quienes nos rodean. Jamás sentirse inferior a nadie, todos somos valiosos e importantes por igual; no comparar tu físico y tus logros con quienes admiras, debes ser tu propio ideal. Liberarte cada día de tus culpas, apegos y miedos, dar el paso o decir adiós, si llega a ser necesario; no cargar a tu existencia necesidades ficticias e innecesarias. No ver la vida como una competencia a muerte, sino como un divertido juego; no acudir a la lastima ni buscar ser el centro de atención o el “sol” de otro. Ser prudente al hablar y aprender a escuchar, lo que los demás quieren decirnos; suprimir el “chantaje” psicológico de lo que hemos contribuido a los demás. No invadir la intimidad de otros, ni violentar su espacio personal, creando al mismo tiempo uno propio. Aprender a discernir aquello que nos gusta de lo que realmente nos conviene, teniendo capacidad de decisión; equilibrar las emociones, no esperar ni exigir a otros que cambien, pretendiendo dirigir su vida o adjudicándose el derecho de su felicidad. No pedir ni relatar información que el otro no quiere dar o recibir; no intrigar en contra de nadie, ni sembrar discordia en el corazón ajeno. No cargar con penas ajenas ni descargar las nuestras sobre los hombros; cambiar los lamentos por el agradecimiento de estar vivo. Ser sinónimos de alegría y buenas noticias, de esperanza y motivación; dejar la impulsividad, y reflexionar antes, nuestro actuar. No enfrascarse en lo que hace daño, sino en lo que beneficia, no buscar la aprobación ni la recompensa; cuando hacemos las cosas bien, estas llegan por añadidura. Ser tenaz en el logro de objetivos, perseverar en el logro de los sueños; ser justo y hacer justicia con nuestros actos y palabras. Lanzar al mar el rencor, el odio y el resentimiento, para que la corriente de sus aguas lo lleve lejos de nosotros; no imponer tus ideas, al contrario, compartirlas y crecer juntos.

Germán Camacho López

Comentarios

Entradas populares de este blog

La oveja y la granja

Imagen tomada de:  http://www.animalesonline.net   © del autor Estando cierto día en la granja unas ovejas, una de ellas se sale del encierro y al intentar entrar de nuevo; se encontró con que la puerta había cerrado quedando ella afuera y su comida dentro. Intentó una y otra vez sin poder lograrlo ante la burla de las otras; así que decidió darse vuelta y al hacerlo, pudo ver en frente suyo la libertad y un bosque lleno de alimento. Muchas veces la falsa seguridad, nos ciega ante oportunidades evidentes.

La pasión por el conocimiento y el aprendizaje continúo

Adquirir nuevas destrezas y ampliar nuestros conocimientos, debe ser una  tendencia continua, valorada y motivada todo el tiempo. Aprender es hacerse fuerte, favorecerse a si mismo, ampliar los horizontes, y tomar la llave de las oportunidades. Por tanto, debemos automotivarnos en el conocimiento y al mismo tiempo motivar a otros. Cuando una persona tiene contacto con nuevos procesos, aplicaciones, materias y formas de hacer las cosas; su interés por aprender se fortalece, es un ejercicio que se torna en el más saludable de los hábitos. Sentir pasión por el conocimiento es una virtud que nos hace crecer como personas; tornándonos motivados, persistentes, desafiantes y positivos. Nos conduce a entender el aprendizaje como una útil herramienta para la resolución de conflictos. Sin duda, los beneficios se hacen evidentes cada vez que aprendemos algo nuevo, ya sea social, laboral o académicamente. El mundo es una amalgama de experiencias y para tomar el camino de estas, es convenien

Las Afirmaciones Racionales

La forma en que “vivimos” los acontecimientos cotidianos. Envía a nuestro cerebro una descarga emocional que genera una determinada respuesta. Sin embargo, buena parte de nuestras reacciones, emociones y conductas; están influenciadas por creencias, enraizadas en lo profundo del pensamiento. Y desde ese “supuesto” acerca del funcionamiento de las cosas, parten las afirmaciones racionales o irracionales. Las primeras traen un estimulo positivo para el crecimiento y el desarrollo de la madurez: “me gustaría que…” “preferiría que…” “quisiera que…”. Las segundas absolutizan y se rigen por creencias inamovibles: “debería…” “tendría que…”   Cuando por alguna razón no se logra cumplir los objetivos. Las emociones liberadas tienen un porqué constructivo. Básicamente, instruir a la persona en la consecución de metas; en la superación de obstáculos, y en la adaptación de escenarios inesperados.   Cuando no hay una adecuada salud psicológica, el individuo no logra afrontar la inquietud, el d