Que
a veces servimos como estimulantes y motivadores de otros, es una de las
realidades mas alentadoras que vivimos, aun siendo seres individuales. El bagaje
que cada uno trae consigo es lo que brinda y obsequia a otros, y así como esa
influencia a veces resulta molesta, en ocasiones podemos brindar justo lo que otros
necesitan, desde nuestra forma de ver el mundo.
Nuestra
programación neurolingüística influye en otros y en nosotros mismos, y podemos
tener para quienes buscan nuestro apoyo y consejo, la palabra indicada que
cambiará sus vidas o cuando menos mejorará su animo. Dando mucho de lo que
tenemos, como si tuviéramos un saco repleto de alegrías, soluciones y actitudes
positivas; cuya semilla vamos regando a donde el viaje de la vida nos conduzca.
Podemos
ser “inspiradores anímicos” iguales a
aquellos que, quisiéramos hallar a donde vamos, esos quienes están ahí para
demostrar a otros que la vida se vive mejor con una sonrisa, optimismo y coraje.
Si has encontrado alguien así, ya sea tu jefe, tu amig@, herman@, padres o pareja,
quien quiera que sea, valora el obsequio de poder estar cerca de su siempre
saludable estado anímico e intenta aprender de tan valiosa oportunidad.
Puedes
reconocer a este empedernido entusiasta por la forma en la que acierta cada aspecto
positivo de todo suceso; para él la vida no es blanca o negra sino un paraíso multicolor.
Su opinión y sugerencia siempre apunta a la mejor solución, son verdaderos terapeutas
emocionales, quienes están ahí para orientarte, con la razón más simple que
puede haber: ver siempre la mejor cara de la vida.
Este
tipo de personas pueden afectarte de forma tan positiva, que luego de hablar
con ellos, sentirás que todo va mejor; te encontrarás pleno de energía,
entusiasmado y de buen humor. Importante para los demás, aligerado de cualquier
carga. Con esta persona te llevas el regalo de un mundo donde todo es posible.
Ellos reflejan la maravilla que vive en su interior, los mejores sentimientos
que pueden brindar: la empatía, la compañía y una alta autoestima que quieren
poner en manos de los demás. Escucharlos se hace fácil, su proactividad es tan contagiosa
como su sonrisa siempre dispuesta. Jamás juzgan o critican, ni viven de
metiches en los asuntos de los demás; por el contrario, cada tanto eres tu
quien los buscas, cuando necesitas una carga adicional de las baterías con las
que te enfrentas al mundo.
Motivación
y entusiasmo les sobra, están llenos de salud psicológica para brindar, pueden
llenar cualquier instante con amistad y compañía, y su conversación y
conocimientos parecen ilimitados. Con ellos sabes que siempre vas para algún lado.
Una vez que hayas encontrado a alguien así en tu vida, el consejo no puede ser
otro que conservar su amistad y afecto a
tu lado.
Déjate
tentar por la oportunidad de respirar un aire distinto, ellos pueden estar más
cerca de lo que imaginas: dentro de tu círculo social, laboral o familiar, solo
que a veces no quieres verlos. Empero, si decides cambiar acertarás su presencia
al instante y tomarás el camino de la felicidad de la mano de estos motivadores
anímicos, incluso, llegarás a convertirte en uno de ellos.
Germán Camacho López
Germán Camacho López
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