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¡Escapa ya de tu zona de confort!

Aquel estado mental en el cual las personas suelen sentirse cómodas con su rutina cotidiana, con sueños y aspiraciones cubiertos desde la perspectiva de la mínima exigencia.
Toda persona tiene expectativas distintas de las otras, pero a veces la zona en que se siente conforme con lo que tiene, está situada demasiado bajo en el estándar socioeconómico y emocional.
¿Es posible que haya estrechez en la zona de confort? Sin duda sí. Ausencia de metas, de actitud, de expectativas. Vivir de ordeñar la vaca y dejar que todo termine cuando está muera de inacción, es una falta de reflexión y amor propio en la cual nadie debe caer.
¿Cómo se alcanza el éxito? ¿Cómo se eleva el nivel de confort?
Cuando la vaca es el inicio de un hato ganadero o cuando esta muere y como en la historia, la persona se ve empujada a hacer cosas diferentes; a exigir más de si mismo, desarrollando habilidades que tal vez no sabia que tenia, porque simplemente no se había dado la oportunidad de conocerlas.
Quien tenga oídos que escuche y quien tenga ojos que vea: en frente, siempre habrá un  camino de oportunidades para quien las quiera tomar.
Reprogramar el chip, y apuntar cada vez más alto, con dedicación, imaginación y esfuerzo; hasta ver cumplidas las metas y aun así, jamás conformarse, crecer social y espiritualmente todo el tiempo.
Permanecer en una zona de confort no debe ser opción para ninguna persona, puesto que dejar de crecer es empezar a partir, a fenecer.
La zona de confort es el disfraz del conformismo, de la poca autoestima, del desinterés y la ignorancia. Nuevos sueños y expectativas enriquecen nuestra vida. Cuando alcancemos esa zona de confort, lo máximo que debemos hacer es tomar un respiro para continuar el camino, para seguir escalando.
Crecer es aprender, reír, triunfar, viajar, crear con nuestra mente y nuestras manos; calcular el riesgo y tomar la iniciativa. Conquistar, amar, reparar y emprender. Llegar al límite de nuestras metas económicas, familiares, sociales, religiosas, tan solo para seguir avanzando y jamás renunciar, siempre seguir.
Hacer algo novedoso nos impulsa a aprender, mejorar, cambiar. Entablar nuevos retos, aun cuando el pulso se acelere, la mente quiera jugar en contra, y aun así nunca dar la espalda.  Conocer es vivir.
La comodidad de hacer nada, es una falsa ilusión de tu mente, tal cosa no existe. Estás aquí para actuar, para moverte, para recorrer un camino, para entrar por las puertas que la vida abre para ti. Quedarte en tu zona de confort es dejar de atravesar el lindero, quedarte con cara de pasmo viendo como los demás te superan. El miedo es un enemigo que debe ser derrotado y la acción es la espada capaz de vencerlo.
Los límites que tú mismo estableces, no deben ser el marco de tu existencia; si estás demasiado cómodo entonces ve y busca la forma de desacomodarte, si eso implica llegar dos pasos adelante. Gobierna tu vida, toma la iniciativa de ella.
La rutina, es la más odiosa de las palabras, el más incomodo de los estados. Levantarte todos los días a la misma hora, tan solo para hacer lo mismo e ir desgastando la vida; hablar con las mismas personas, caminar por el mismo camino, debe generarte urticaria. La existencia no tiene por qué ser aburrida, si te dicen que te apuntes en un deporte que nunca practicaste, que inicies un proyecto que jamás pensaste, pero que parece viable; que escribas tu biografía, o que conquistes de una buena vez a esa persona en la que hace meses te interesas ¡Ve y hazlo!
La zona de confort no es otra cosa que el paradigma de tus miedos, la seguridad de lo que aprendiste a hacer una y otra vez de memoria; aquello que manejas al dedillo sin el mínimo riesgo, pero que de fondo no produce en ti ninguna reacción emocional.
Deja de amedrentarte con lo que esta afuera de ese espacio privado que creaste, destierra la ansiedad y el nerviosismo que te produce aventurarte a nuevos campos.

Este día te invito a salir de tu zona de confort, a crecer como persona; abrir el postigo tras el cual te escondes y salir a conocer el mundo, cambiando la rutina, persiguiendo los sueños; estando dispuesto a vivir. Atreviéndote a  escapar de tu zona de confort.

Germán Camacho López

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