Vive quien viaja
en la excelsitud de la imaginación,
y se extravía entre páginas
de libros, para encontrar
senderos inéditos de magistral
erudición.
Vive quien hace gracia de sí mismo,
bailando cual alborozado orate,
al ritmo de una canción.
Vive aquel cuyo amor propio
supera el amor del dinero;
capaz de encontrar la riqueza
en las cosas simples.
Vive el que no se esclaviza,
entre lujos y marcas;
cuyo mayor orgullo
es una vieja bicicleta que
le lleva a todas partes.
Vive quien no se afana
por la vestimenta,
sino por las frases que
declaran su esencia.
Vive aquel cuyas pasiones,
son el brillo de la libertad
entre lunas, soles y atardeceres;
entre cantares de gorriones
y volar de gaviotas.
Vive ese que no añora nada,
cuya existencia le aleja del trabajo tedioso
y las minucias de clases sociales.
Vive quien reconoce la riqueza
de lo simple y lo básico,
quien no corre tras sueños ajenos,
tras las falacias de un progreso
esclavizante.
Vive aquel que sabe que
el amor, el agua, el alimento y el aire
no son conceptos sociales.
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