Lo que se piensa, escribe, dice o publica es y será siempre una “opinión”, en el lugar especial que ocupa la percepción de cada quien. El objetivo de la opinión no es transmitir datos ni verdades absolutas. Mi opinión no va a cambiar a menos que note alguna validez en la opinión del otro. Toda esa información no es más que la interpretación que hago sobre la base de aquello que conozco, por tanto, mi intención es simplemente argumentar un punto de vista determinado. No persua dir o rubricar mi verdad. Se trata de ofrecer un determinado punto de vista a los demás; la interpretación propia de creencias, noticias, hechos o datos. Esto permite contemplar tales eventos desde ópticas distintas y, en algunos casos, generar sinergia como resultado de la suma superior de opiniones, o cuando menos empatía o concordancia. ¿Cómo desde mi interpretación puedo corregir lo incorrecto de la opinión de otro? Si desconozco sus sentimientos, razones, vivencias, creencias y prejuicios. Me encuentro avocad...