La fuerza de las noticias enlaza el
mensaje directamente con el subconsciente, modificando la percepción de la
realidad con elementos manipulados que, generalmente,
no reflejan la realidad en toda su dimensión, y a la vez impiden un acto
reflexivo. Solo se trata de entregar al televidente una realidad tajante,
exista o no, sea verdadera o fingida.
Los medios de comunicación son
controlados por grandes conglomerados económicos, sus propietarios son aliados
de los gobiernos y de las instituciones que les beneficien y permitan mantener
su poder.
Para la mayoría de los ciudadanos tener
un televisor es indispensable, una herramienta que facilita el arribo de aquel
intruso aparentemente inofensivo, que son los medios de comunicación, pero que a
la postre se convierte en el integrante más influyente de la familia. En el
dictador que instruye de manera rígida el pensamiento de los ciudadanos. Entremezclando,
publicidad, noticias frívolas, acentuando las de contenido violento, y ajustándolas
a su propia conveniencia.
El efecto de las noticias en el subconsciente
del auditorio, es el miedo, la frustración, la avidez, la confusión, un matiz
de emociones que le impulsa a: buscar la protección del gobierno, de sus
supuestos líderes, sus dogmas y, por último, el refugio en aquel escaparate inútil,
frente a él, para “escuchar” lo que
ocurre a su alrededor.
Las fantasías que venden los medios de comunicación
han sido pagadas, previamente, por el poder de turno. El mismo que habrá
financiado, subsidiado, dispuesto o autorizado, durante el promedio de vida de
una persona la transmisión de: 4 millones de comerciales y 1 millón de actos violentos.
Una persona común, pasa en promedio 15 años de vida frente al televisor, convirtiéndose
en un adicto cuyo subconsciente ha sido programado y manipulado. El miedo,
controlará su vida, nutrirá su necesidad de protección; trastornará su visión
de la realidad, y sus reflexiones y actos estarán dirigidos por aquello que los
medios de comunicación indiquen.
¡A usted lo están manipulando! Le están empujando
a perder su conciencia crítica, fabricando un modelo de sociedad que le indica
como comportarse, que creer, que consumir. Todo un sistema de “mentiras” que es
el puntal del actual orden mundial. Una sofisticada arma de guerra psicológica,
en la que usted ingenuamente cree.
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