Si un día te pierdo, solo ambiciono que la vida te cubra de amor y caricias. De tantas alegrías que mereces. Y te extasíes de ese algo admirable que eres tu misma. Entretanto, yo te sueño. Como el simple bohemio que he sido, a quien el miedo de perder tu cariño, le hace perder tu sonrisa. Una disculpa vaga y tardía, no compense lo que mi corazón late cada día en tu recuerdo. Las tardes a tu lado, en la cama, con la honestidad diáfana de un sentimiento de vida; mas la vida es esto y quizá, esa su locura, sea cotidiano arrepentimiento. Sin embargo, tu felicidad y laureles colmen con creces mi desencanto. Mi verso, mi bonita princesa. Eres encantador soneto, maravilla que tus suaves labios revalidan, ojos almíbar, canción de Agosto. Refinado rostro que atavías con el suave vaivén de tus pasos, pasión y poesía. Es así, como me invitas cada noche a viajar hacia el mundo del ensueño, a rencontrarme contigo, a tenerte en mis brazos; en parajes imaginarios, en barcos que nunca zarpa...