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Evolución Mental y Autoconocimiento


Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro.
Platón.


En los procesos biológicos que se suceden al interior de la naturaleza, los seres vivos se desarrollan desde su nacimiento hasta alcanzar la madurez por medio de grandes cambios estructurales y fisiológicos. En el hombre no es diferente. Sin embargo, tan importante como esto, es la otra capacidad de la que está dotado; la de cambio y evolución de su conciencia, su inteligencia emocional. Y al igual que en la genética, la capacidad de convertirse en un símbolo de cambio, crecimiento y transformación.
No ha y estados mejores ni peores en la vida de una persona, simplemente, la vivencia de diversos procesos de aprendizaje, su camino a la evolución. En esta etapa cada uno de nosotros será diferente, lo importante es advertir el punto en el que estamos y aquello que podríamos ser en el futuro, a medida que las diversas experiencias nos enriquecen.
De forma consiente o no, estamos adquiriendo conocimiento constante, avanzando hacia otra fase de nuestra vida por los caminos que vamos eligiendo; y en los cuales a veces caminamos muy rápido, otras no tanto. Lo esencial es seguir andando.
Como el agua de un manantial la vida corre y el día de hoy, jamás volverá a repetirse. Este es el principio universal del movimiento constante, por el cual nos regimos.
Los cambios a lo largo de nuestra existencia nos llevan de niños a adultos en un instante apenas perceptible, y pronto nos vemos avocados a tomar las riendas de nuestra vida, con los resultados que ello deriva. Decisiones, sueños y expectativas que no persiguen otro objetivo que alcanzar la armonía, la satisfacción y el éxito. Claro, todo esto exige un esfuerzo por salir del molde, por evolucionar emocionalmente.
Cuanto mayor es esa evolución, más asertivos, optimistas, perspicaces y conscientes somos. Como resultado, estamos en armonía con los demás, desarrollando una conducta altruista, responsable, instruida y consecuente.  Por ende nos sentiremos satisfechos y de esa satisfacción deriva una mayor  capacidad de servicio a otros.
Este proceso de maduración mental, nos permite alcanzar la mejor versión de nosotros mismos. La diferenciación que nos permite alcanzar lo que a priori, buscamos social, laboral y familiarmente: ser respetados, queridos y aceptados.
Edificar la personalidad desde esa conciencia de evolución, fortalece la autoestima, y a la vez conlleva alcanzar el estatus que buscamos, el éxito, la tranquilidad,  la felicidad y un alto autoconcepto.
Evolucionar es fundamental para la supervivencia de la mayoría especies, máxime para el ser humano; quien además de su entorno natural, ha construido una intrincada conexión social a su alrededor. Fundamentada principalmente sobre la base de sus emociones.
Y es la satisfacción de esas necesidades emocionales, lo que nos obliga al movimiento constante. A su vez, cuando logramos complacer algunas de ella, aparecerán otras, esta es una constante de la naturaleza humana.
Empero, en el fondo, toda esta búsqueda no es otra que la del autoconocimiento y la autotransformación. El camino hacia un estado armónico, en el cual la satisfacción de necesidades no dependa de una valoración materialista de nosotros mismos; sino del respetarnos, amarnos y fortalecernos mental y espiritualmente. Es ahí cuando nos liberamos del yugo de la apariencia y desdeñamos inseguridades y miedos, para alcanzar un estado evolutivo de plena conciencia. Abrimos los ojos y entendemos la razón de estar aquí.

Germán Camacho López

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