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Aprender a Ser Padres


El aspecto fundamental que determina el desarrollo de un individuo, es la calidad del entorno en el cual se desarrolla, familia, educación y sociedad. Y la calidad del liderazgo que encuentre en estos espacios.
Una buena formación parte de un adecuado proceso orientativo, los beneficios por supuesto para la sociedad son incalculables.
Habituar al individuo desde su niñez, a escenarios y actores competitivos, en un juego de alcanzar objetivos y ganar, sobre la base del esfuerzo constante. Enseñarle al niño a encajar y articularse adecuadamente dentro de la sociedad, con el propósito de sobresalir y triunfar. Ese aporte de liderazgo, el aprovechamiento inicial de los talentos, y la impronta que esto dejará a lo largo de la existencia, proviene inicialmente de los padres; quienes deben propender por que sus hijos sean protagonistas al interior de la comunidad. Todo esto es posible a través de un trabajo integral y una dirección adecuada, que movilice al niño en el camino de la competición y el éxito. Hasta convertirlo en parte de su carácter, actitud y cultura.
La estructuración, procesos y herramientas pueden resultar a veces complejos, al igual que la medición de lo que se está haciendo adecuadamente. Además el mismo estilo de liderazgo de los padres, puede orientar a los hijos en una dirección determinada.
Es importante fundamentar desde temprana edad el concepto de socialización, las ventajas del grupo, la motivación para el desarrollo de destrezas, bien sea a través del reconocimiento, la retroalimentación o la exigencia.
Formar hijos debe ser la búsqueda del mejor desempeño en todos los campos y escenarios posibles, orientando siempre sobre la base de las experiencias previas y los logros conseguidos. Ser padre es una responsabilidad superior y no el simple producto de la procreación. Con más de siete mil millones de seres humanos, esto es evidente. El concepto debe estar arraigado en la mente de los progenitores, sin excusas de ningún tipo. Es la convicción de lograr cambios positivos en la ambición y habilidades de sus hijos.
Ser padre es formar los líderes del mañana, y no solo sentarse a conversar sobre como estuvo el día.
Es abrir las puertas a un mundo de opciones, que pueden presentarse para esa nueva sociedad, en la particularidad de cambios significativos respecto de las generaciones pasadas. Escudriñar en la mente del niño y acertar las múltiples capacidades que alberga. Formar nuevos individuos es entender que existen nuevas y mejores formas de hacer las cosas, que la sociedad es un proceso integrado, las técnicas pueden ser aprendidas y las herramientas estarán disponibles.
Ser padres es idear una metodología y planificación continua, desarrollar estrategias y tácticas que permitan ampliar la visión de nuestros hijos, dentro de la coherencia. Es el continuo desarrollo de esos talentos particulares, en conexión con el desempeño individual, y el resultado como individuo social. Es la invitación a una filosofía de pasión por lo que se hace y un anhelo constante por alcanzar la excelencia. Formar es potencializar las habilidades, destrezas y competencias; emprender un viaje de entrenamiento, satisfacción y desarrollo.
Los padres deben tener una retroalimentación rica y eficiente sobre el progreso de sus hijos, y su rendimiento en las diversas actividades que adelantan. Felicitar y corregir al mismo tiempo, apoyarles en la mejora de sus destrezas, desde una óptica siempre positiva. Reprender con moderación, pero siempre con firmeza, establecer compromisos mutuos en la relación padre-hijo. Instituir la comunicación sobre los pilares de la honestidad, la confianza y el respeto. Saber escuchar, y ser capaz de dar opiniones valiosas, focalizar la visión del hijo en el logro de resultados. Del mismo modo, para orientar se debe tener siempre una disposición mas grande que el estado anímico. Los días para formar a tu hijo siempre deben ser días buenos. Igualmente los padres deberán establecer reglas, enseñar a afrontar el reto, reconocer el triunfo y establecer objetivos cada vez mayores. Esta es la razón fundamental para ser padres, estamos para enseñar a ganar. Para tener mantener una mirada afectuosa, pero a la vez crítica; para enseñar que el afecto es al mismo tiempo exigencia y que la historia propia la forja cada uno.
Ser padres es facilitar los cambios de nuestros hijos, desarrollar su adaptabilidad y eficiencia, frente a los diversos procesos a los que estarán expuestos. Es movilizar los valores y compromisos que tiene cada ser humano y estimular el logro de nuevos objetivos, algunos incluso, sin precedentes. Formar individuos es renovar la manera de relacionarse, mejorar la comunicación, la colaboración, y la predisposición del trabajo en grupo. Es estimular la potencialidad y llevar a ese niño a la consecución de objetivos si, se puede, inalcanzables. Ser padres es olvidarse de paradigmas, de limitantes, es enfrentar la grandeza que como humanos tenemos. Se trata de transformar la cultura y visualizar el cambio.
Para esto es necesario enfocarse en los resultados, teniendo en cuenta a la persona, la relación de autoridad y la capacidad de empoderamiento. El compromiso de ser padre pasa por planear el futuro funcional de nuestros hijos, su crecimiento personal, profesional, social y familiar. Bajo la lupa de una visión vivificante, ganadora, trascendente, disciplinada, responsable y orientada a convertirse en una realidad medible, consolidada y sostenible en el tiempo.
Ser padres es la oportunidad de fundamentar el desempeño superior de nuestros hijos.

Germán Camacho López

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