Hay vida y manifestación de ella por medio de la vibración
energética, llamada sentimientos y emociones. En el principio el verbo o
pensamiento lo era todo y es el quien gobierna las vibraciones mentales, es
decir, los pensamientos y emociones del alma.
El deseo se convierte en acto, en el impulso de la emoción; la mente
controlada por el espíritu genera el pensamiento que luego es acción, la
manifestación se armoniza y el pensamiento se convierte en algo palpable de
vibración positiva o negativa.
El espíritu de la naturaleza abarca el espíritu del individuo,
este es imparcial e impersonal; su manifestación abarca los dos extremos de una
línea de sugestión positiva o negativa y está asociado al pensamiento del alma,
el deseo.
El espíritu denomina la manifestación de esas vibraciones en
conceptos de positivo o negativo, benéfica o nociva, conforme el efecto que
generan en el pensamiento, determina la actividad y la construcción del
pensamiento palpable.
El camino de las vibraciones abarca todos los matices, donde el
amor es la vibración suprema y el miedo su extremo opuesto, entre ellos, se
despliegan todos los matices. Y, el alma, referencia para su análisis y
entendimiento. Por ejemplo, ¿Cómo saber si hay luz? Ello debe confrontarse a su
opuesto, así el espíritu teoriza su existencia, al contrastarle con la
oscuridad. Son entonces representaciones del pensamiento del alma.
El amor junto a su aliado esencial, la compasión, influye sobre la
mitad de la vara de vibración en sentido superior; atrayendo construcciones
mentales positivas, sanas y estimulantes.
El temor genera impulsos en dirección opuesta hacia abajo, en el
gobierno de los pensamientos negativos, apesadumbrados, pesimistas. El primero
revitaliza, el segundo agobia.
El pensamiento espiritual da forma a la vibración, sentimiento o
emoción. Esa vibración genera acción y actúa en el plano palpable. Luego
retorna en efecto circulante hacia la fuente que lo origina. Es esta la
reacción del pensamiento.
Las vibraciones varían en tiempo, forma y velocidad, siendo
algunas mas livianas, casi etéreas, otras, veloces, impulsivas; algunas
pesadas, incluso tortuosas, sombrías, desalentadoras. Las vibraciones de luz se
generan y afectan por el pensamiento del amor y la compasión, les caracteriza la
brillantez y el movimiento. Las segundas oscuras e limitantes se afectan por el
temor, la ira, la envidia, la vanidad.
En su dualidad las vibraciones influencian el pensamiento, y
conllevan a la acción del pensamiento palpable; generando efecto en los planos
materiales. Más allá de eso su influencia en los planos de ascensión varia,
actúa en oposición por ser planos de energía, afectando, claro, el espíritu,
puesto que lo material no tiene trascendencia en ellos.
Las vibraciones se afectan por el entorno en que se desenvuelven,
por tanto, quienes se ven expuestos a fuerzas, pensamientos o emociones
positivas, necesariamente vibraran en sincronía con ellas. Las personas deben decidir
junto a que vibraciones de pensamiento espiritual permanecen.
La influencia de la vibración de pensamiento, sentimiento o
emocional es dual, en el universo todo es dual, se complementa; los deseos van
de un emisor a un receptor, fluyen y gravitan entre ellos. En asociación de,
algún modo, a la expresión filosófica de “recoger lo que se siembra”
Si nos movemos en sentimientos de vibración positivos, los
pensamientos, deseos y motivos se vuelven también positivos, y el entorno que
los rodeo crece en dicha vibración. Sin embargo, ocurre igual en dirección
opuesta.
Tales vibraciones acompañan el espíritu en los planos
dimensionales que habite, en el plano terrenal se distribuyen en forma de
pensamientos palpables, en ambas direcciones: amor o agobio. Al elevarse a
planos superiores, de luz, conserva aquello que tuvo relación con vibraciones
de amor y compasión, lo demás se diluye, puesto que no tiene lugar en dicho
entorno.
En el plano de pensamiento físico estas vibraciones van de una
persona a otra, construyendo o destruyendo según la reflexión que haga el espíritu
de tales reacciones, por ejemplo, el amor puede construir, pero de no ser
verdadero sino apariencia, no generará el efecto propuesto. La misión de la
existencia, si cabe, es alcanzar la vibración de luz, sin desdeñar nuestro paso
por otras esferas dimensionales de pensamiento. En filosofía se hablaría de
regresar a la luz, al creador, al Dios original.
La felicidad y el éxito son construcciones de pensamiento, lo
inverso también lo es. Si una persona es sugestionable los pensamientos de
vibración le alcanzaran, sea cual sea su índole. Como energía fluctuante y
gravitacional, esta regresará en su momento a la fuente original, es decir al
espíritu que generó dicha intención de amor o de agobio.
Las vibraciones de pensamiento de amor y compasión, activaran toda
la esfera de vibraciones positivas, alcanzando a quien esté dispuesto, en un
despertar hacia niveles de luz. De ese modo él potenciará dichas vibraciones.
En el despertar o ascensión la energía vibratoria, pensamientos,
emociones y sentimientos, completaran un ciclo. La relación entre el ascendido,
fuente, y quienes fueron objeto de dichos pensamientos palpables seguirá
activa.
Las vibraciones afectan los pensamientos palpables en la forma que
el espíritu los entiende, denomínese materia, cuerpo, ser…de ese modo
construyen estados de salud o enfermedad, de éxito o desconcierto, de alegría o
abrumadores.
Aun sin un objetivo determinado, aquel, cuyo pensamiento vibra en
una determinada frecuencia genera reacción en su entorno, de amor, compasión o
resentimiento. Si una persona es sugestionable tales energías encontraran el
camino hacia ella, en ambos sentidos, dependiendo cual sea la emoción o
sentimiento, incluso viniendo de ella misma.
El espíritu y sus deseos generan corrientes fluctuantes,
vibraciones de las cuales es emisor y receptor a la vez; el retorno de dichos
pensamientos genera vínculo con otros seres espirituales, tanto positivos como
negativos: amor y compasión o rabia y frustración, dependiendo de la cualidad
de la emoción.
Es el espíritu quien acepta los factores de vibración de su
entorno, acorde a sus propios sentimientos, emociones o deseos. Estas vibraciones,
pensamientos, se harán perceptibles en el pensamiento palpable. Y cada grupo de
vibración energética buscará su fuente guía, en unos casos el amor en la luz,
en sentido contrario el temor en la opacidad de la energía.
Es importante que las personas tengan amor y compasión hacia
quienes le rodean, para mantener activa la carga de las emociones, pensamientos
y deseos positivos. Es como construir un camino de semillas que florecen al
trascender al plano de luz. Generar armonía
en el plano de los pensamientos palpables, no solo beneficia tal estancia, es
realmente una inversión de energía hacia otros planos.
La comprensión de estas leyes permite un conocimiento del
pensamiento y el deseo, que ayudará al desarrollo del espíritu y le incentivará
a ser amoroso y compasivo. También a desarrollar estas habilidades, permitiéndo reconocer la tendencia de sus pensamientos; fortaleciendo la voluntad y el
deseo, para vibrar en planos de luz.
Germán Camacho López
Germán Camacho López
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