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La violencia hecha cultura

La violencia al interior de las familias, en algunos casos comprende maltrato psicológico, emocional, físico; castigo, intimidación, aislamiento, incluso abuso sexual. Pero estas conductas violentas son modelos aprendidos, derivados de carencia afectiva, falta de autocontrol o mala comunicación al interior de la familia; agravados en algunos casos por abuso de alcohol, drogas, problemas de juego, laborales o sociales.
Termina entonces convirtiéndose la violencia en la ruta de escape emocional a una serie de factores psicosociales.
Para todo individuo resulta penosa y traumática la vida familiar y social cuando no se recibió afecto desde los primeros años, los cuales definen en buena medida el comportamiento de una persona durante toda su vida. Los golpes que hieren a un ser humano no solamente son físicos, sino que afectan también su mente y esas heridas afectaran sus relaciones futuras.
Esta ruptura familiar y social en la comunicación se traslada a la comunidad, a la sociedad y se convierte en cultura, la cultura de la violencia, de la corrupción, del rechazo.
Como sociedad, pero sobre todo como familia debemos hacer un profundo análisis sobre la relación que llevamos con nuestros seres queridos: hijos, pareja, padres y hermanos, pues, indudablemente lo que está manando de nuestra boca y nuestros corazones es la materia prima con la que estamos moldeando nuestro país.

Germán Camacho López

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